domingo 8 de septiembre de 2024

"El doloroso camino hacia el déficit cero: La estafa democrática y la carga desmedida sobre la clase media y baja"

lunes 05 de febrero de 2024

En el escenario político actual, se encuentran el presidente Javier Milei, recientemente asumido junto a lo peor de la Casta Política Argentina enarbolando la bandera del déficit cero, se presenta como un camino doloroso para la ciudadanía, que observa con escepticismo las decisiones de un gobierno que se autoproclamó como el mesías de una nación en apuros. Sin embargo, la realidad parece distar considerablemente de las expectativas generadas, dejando a la población con la sensación de haber sido estafada en nombre de la democracia. El impacto de las medidas de ajuste, que recaen de manera desproporcionada sobre la clase trabajadora, los segmentos más perjudicados en esta aventura mesiánica liderada por un gobierno que parece haber perdido de vista la humanidad en la búsqueda del déficit cero a cualquier precio.

La economía, a menudo considerada como una ciencia fría, calculadora e insensible, encuentra su dimensión humana a través de la política. La denominación "economía política" subraya la intersección entre la ciencia económica y las decisiones políticas que afectan a la sociedad en su conjunto. En este contexto, el gobierno actual, que una vez se erigió como el salvador de nuestra critica realidad producto de años de desidia política, ahora se revela como un actor deshumanizado, dispuesto a imponer ajustes draconianos en su afán por lograr el tan ansiado déficit cero.

Los ajustes económicos, en teoría destinados a equilibrar las cuentas nacionales, se han convertido en una carga desmedida para la clase media y baja. Estos segmentos de la sociedad, ya afectados por las dificultades económicas previas, se encuentran ahora en la primera línea de los sacrificios exigidos por un gobierno que parece haber olvidado su compromiso que la crisis la pagaría la casta política y los empresarios prebendarios La realidad es que, lejos de distribuir la carga de manera equitativa, las medidas implementadas afectan de manera desproporcionada a aquellos que tienen menos recursos para hacer frente a los embates de la crisis.

Necesitamos un presidente, no un león soberbio que ruge para insultar, amenazar y amedrentar a los que no coinciden con sus despropósitos.

El escenario se complica aún más cuando se observa que algunos miembros de la casta política, responsables en el pasado de decisiones que han dañado considerablemente a nuestra sociedad, ahora se presentan como los supuestos sanadores de una enfermedad que contribuyeron a generar durante su gestión anterior. Este doble discurso genera un profundo desencanto entre la ciudadanía, que ve con escepticismo las intenciones de aquellos que alguna vez fueron responsables de errores económicos cruciales.

En este doloroso camino hacia el déficit cero, la ciudadanía experimenta la amarga sensación de haber sido traicionada por un gobierno que, en su afán de demostrar eficiencia económica, ha perdido de vista la dimensión humana de la política. Las promesas de equidad y justicia social parecen desvanecerse frente a medidas de ajuste que recaen de manera injusta sobre “LAS PERSONAS DE BIEN”.

 “Es fundamental recordar que, más allá de la dureza de la economía, la política debe ser un instrumento para el bienestar social, no una herramienta que perpetúe las desigualdades y agrave las heridas de una sociedad ya golpeada”.