Democracia en peligro: la concentración del poder en la era Milei

La división de poderes es una característica de la República, sin embargo, estamos asistiendo a una unificación de los poderes encolumnados en una misma senda. Encabezando esta senda se encuentra el poder ejecutivo ejercido por Javier Milei. Parecería que los poderes del estado se unen para anular a una frágil oposición que se rinde ante los caprichos del monarca.

Esta situación se ve agravada por el desbande en la clase política, dispersa y ensimismada en mantener el privilegio de percibir ingresos muy por encima de los ingresos de muchos trabajadores. “El pueblo de la Nación Argentina”, mientras tanto, estamos sufriendo las consecuencias de una profunda crisis que no encuentra fondo para empezar a rebotar.

La concentración de poder en manos del ejecutivo no solo socava los principios democráticos fundamentales, sino que también establece un peligroso precedente para el futuro de nuestra Patria. La debilidad de los mecanismos de control y equilibrio permite que decisiones unilaterales se impongan sin el necesario debate y consenso, que se asemeja más a una autocracia que a una democracia representativa.

Es imperativo que la sociedad civil se movilice y exija a sus representantes una verdadera rendición de cuentas. No podemos permitir que el poder se concentre en manos de unos pocos mientras el resto del país se hunde en la desesperanza. La participación ciudadana, la vigilancia constante y el compromiso con los valores democráticos son esenciales. Para no perder la dignidad como personas. 

El futuro de nuestra democracia depende de nuestra capacidad para actuar hoy. No podemos esperar que los cambios vengan desde arriba; deben surgir desde las bases, desde la fuerza y ​​la determinación del pueblo. Solo así podremos construir un país más justo, equitativo y verdaderamente representativo de los intereses del pueblo, que una vez más nos imponen pagar fiestas ajenas y de otros tiempos. “No se puede lograr resultados diferentes con los mismos de siempre” 

El campo argentino está decepcionado con el presidente ante un discurso repetitivo y ya conocido por todos, cargado de teorías económicas inaplicables para los tiempos que corren, un discurso cargado de odios ideológicos y para justificar sus despropósitos sigue alimentándose de la famosa herencia, echándole culpas a otros mientras la miseria nos sigue ganando a todos, como una sombra tenebrosa nos acecha.  

"La desaparición de la república comienza cuando los líderes olvidan que su deber es servir, no dominar”.