miércoles 3 de julio de 2024

Vidas robadas: la negligencia en la búsqueda de niños desaparecidos "el olvido silencioso"

lunes 01 de julio de 2024

La desaparición de niños es una herida abierta en nuestra sociedad, una tragedia que deja un vacío irreparable en las familias y un eco de incertidumbre en nuestras comunidades. ¿Adónde van esos niños que son arrancados del calor del hogar, de su nido más seguro? La reciente desaparición de Loan en Corrientes nos recuerda, dolorosamente, la negligencia y la incapacidad que aún persisten entre las autoridades encargadas de protegernos.

El caso de Loan no es un incidente aislado, sino otro capítulo triste en una larga lista de desapariciones que podrían haberse evitado con una respuesta más rápida y eficaz. La demora en aplicar los protocolos establecidos por la ley es inaceptable. La Ley Sofía, promulgada después de la desaparición de Sofía Herrera, se diseñó precisamente para acelerar los mecanismos de búsqueda y proporcionar a las autoridades las herramientas necesarias para luchar contra este flagelo. Sin embargo, la implementación de estas medidas sigue siendo deficiente.

La Ley Sofía es un recurso esencial que ofrece directivas claras para las primeras horas tras la desaparición de un niño. Estas horas son vitales y, sin una respuesta rápida, las posibilidades de encontrar al niño disminuyen drásticamente. A pesar de esto, una y otra vez vemos cómo se pierde un tiempo valioso debido a la inacción y a la burocracia. "El tiempo que pasa, la verdad que huye" Edmond Locard.

Cada desaparición es una tragedia, pero también es un reflejo de una falla sistémica. Cuando las voces de los afectados se acallan o cuando surge otro hecho aberrante que capta la atención pública, los casos de desaparición se enfrían, se desvanecen en el tiempo, y con ellos, las esperanzas de encontrar respuestas. El manto del olvido cubre lentamente estos acontecimientos, y la justicia que tanto anhelamos se vuelve una ilusión distante. A veces parecería que las investigaciones en estos casos son mas para distraer que para dilucidar, se abren tantas pistas a seguir que terminan confundiendo a la sociedad.

La sociedad necesita mantener viva la memoria de estos casos. Debemos exigir a nuestras autoridades que cumplan con su deber, que actúen con la urgencia y la seriedad que la situación demanda. No podemos permitir que el olvido se convierta en la norma. Los niños desaparecidos no son solo cifras o nombres en un informe; son vidas truncadas, futuros robados.

Debemos ser la voz de los que ya no pueden hablar, la fuerza que impulsa el cambio. Solo entonces podremos esperar un futuro donde la desaparición de un niño no sea una condena al silencio y al olvido, sino un llamado a la acción inmediata y eficaz.

“En cada niño se debería poner un cartel que dijera: Tratar con cuidado, contiene sueños” 

(Mirko Badiale – escritor y filósofo italiano).