El cielo de Milei, la miseria en la Tierra

Javier Milei, una figura controversial en la política argentina, tiene seguidores fervientes como críticos acérrimos. Conocido por sus opiniones económicas radicales y un estilo de liderazgo poco convencional, Milei se autodefine como "anarcocapitalista" y libertario. Sin embargo, su gestión gubernamental ha generado profundas divisiones en la sociedad argentina. Algunos lo ven como una estafa democrática, una ilusión peligrosa que promete cambios para mejorar, pero que, en realidad, el país está cayendo a un abismo económico y social. Ha empeorado todos los índices heredados.

Los cambios que el pueblo anhela es una mejora tangible, no una caída libre en pos de una gestión que persigue el déficit cero y la reducción de la inflación a costa de los trabajadores y jubilados. Milei se excusa en una "herencia" recibida que, según él, justifica sus decisiones, pero dicha herencia no es tan drástica como él la presenta.

Uno de los aspectos más desconcertantes de Milei es la inclusión de referencias espirituales y menciones a las "fuerzas del cielo" en su discurso. Este contraste entre su retórica casi mística y las políticas que promueve, consideradas por muchos como insensibles o incluso crueles, ha creado una paradoja inquietante. Mientras se presenta como un líder guiado por lo divino, sus acciones parecen alejarse de cualquier noción de compasión o justicia social. Y claramente lo único que busca es el sufrimiento del pueblo que lo votó con la “esperanza” de estar mejor.

Las críticas hacia Milei y su equipo se centran en la percepción de que sus políticas económicas, como la dolarización, que por ahora sigue en stand by la reducción drástica del gasto público y la eliminación de programas sociales, están perjudicando gravemente a los sectores más vulnerables. La agresividad con la que descalifica a quienes critican sus decisiones o proponen un enfoque más centrado en el bienestar social agrava la percepción de insensibilidad. Llama la atención su crítica a Maduro presidente de Venezuela, tratándolo de Dictador, Autócrata y Asesino, cuando toda su gestión se centra en dañar al pueblo argentino y sobre todo a los enfermos, pobres y jubilados. Destruyendo sistemáticamente las pequeñas y medianas empresas que son el motor de toda economía. Y utilizando la represión para imponer sus despropósitos, inclusive contra los jubilados, débiles y enfermos. 

Además, su estilo de gobierno ha sido calificado como autócrata con un fuerte desapego a las Instituciones Democráticas, saltando todas las normas y pisoteando la Constitución Nacional, que le da legalidad a la Democracia, contribuyendo asi, a una creciente sensación de incertidumbre y tensión en el país. Muchos de sus seguidores, le retiraron su apoyo, y otros se muestran arrepentidos de haber elegido un verdugo, lo veían como un reformador valiente dispuesto a tomar decisiones difíciles para salvar a Argentina de la crisis, sin embargo, sus políticas exacerban la pobreza y la desigualdad.

La constante invocación de Milei a las "fuerzas del cielo" como guía espiritual, junto con la implementación de políticas consideradas desalmadas, intensifica la desconexión entre su discurso y la cruda realidad que enfrentan millones de argentinos. Esta dualidad ha encendido un intenso debate sobre la dirección en la que se encamina el país bajo su liderazgo y sobre las verdaderas motivaciones detrás de sus acciones. Si esto es el producto de las fuerzas del cielo, que lo guían e inspiran, entonces el paraíso no es tal como suponíamos. 

“Es un Déspota todo aquel que cree que ser Opositor al Gobierno es ser Traidor a la Patria”. Juan Bautista Alberdi (abogado, economista, político, escritor y músico argentino)