El canibalismo empresarial se pone de manifiesto en GH

Hace cuatro meses que la actual edición de GH viene liderando el rating de la televisión argentina a costa de ir modificando el formato sin ningún tipo de miramiento ético o moral, subestimando el espectador y manipulando impunemente las mentes de los participantes que se someten a lo impensado creyendo que eso les cambiará la vida y, seguro que sí, ¿pero para bien?

Uno de los factores más que más controversia genera tiene que ver con la presencia de una jugadora que desde el primer día demostró una actitud déspota, fría, desequilibrada y agresiva tanto con sus compañeros como así también con la misma producción. Paradójicamente existe un sector de la sociedad que la respalda (desde el living de sus casas mirando un show y sin coexistir con a participante), y esto genera que sea uno de los elementos que más dinero le genera al programa a través del voto telefónico.

Lo cierto es que toda productora tiene como uno de sus principales objetivos el lograr generar grades ganancias, pero no es el único; todo formato televisivo tiene además la función de entretener y contribuir a la formación de las masas entre otros aspectos (si miramos algún manual de comunicación). Claro está que el capitalismo salvaje solo tiene en cuenta el lucro, aún a costa de devorarse a una sociedad.

Luego de muchos reclamos y habiendo permitido que sucedan muchas situaciones de violencia y maltrato en un formato familiar, se decidió sancionar a la participante con más arranques de ira dentro de la casa: Juliana “Furia” Scaglione, pero el castigo redunda en más ganancia económica para la productora pues consiste en que será sometida a la votación del público (que masivamente la apoya cn votos que se traducen en dinero), durante el tiempo que dure el juego o que ella conserve su estadía n la casa.

Esta semana se anunció con bombos y platillos que el lunes 6 de mayo los participantes tendrían la posibilidad de jugar por un automóvil 0km y la familia argentina se dispuso a disfrutar de ese momento porque de acuerdo al anuncio ese día podrían ver el emocionante momento en el que uno de los jugadores se llevaría el premio, sin embargo, resulta que no fue así.

Por “azares del desino” o decisión de la producción hoy asistiremos al tercer día en el que los competidores seguirán jugando por ganarse el auto (aquello que fue prometido hace tres días atrás), claramente nadie pudo leer la letra chica en la que se anunciaba el inicio, pero no el final de la propuesta.

Estos son solo algunos de los artilugios que estamos presenciando como meros espectadores pasivos a quienes se nos otorga un rimbombante nombre en cada gala: “el soberano”. Permítanme dudar de tal soberanía que solo le permite los seguidores del show, elegir si envían su dinero en forma de votos o no. Ante cualquier otra disquisición, la empresa “no está para dar ejemplos de nada ni destacar valores y tampoco censura nada” por lo que solo nos resta continuar viendo como facturan, aunque sea a costa de comerse viva la integridad de cada participante y la ingenuidad de los fanáticos.